Se trata de una obra escrita por Stephen Karam, mismo que más tarde decidió enfrentar el reto de llevarla al cine fungiendo como director. 

Tanto la obra como la película tienen la misma premisa: una familia se reúne a festejar en la casa de una de las hijas. A lo largo de la velada, van saliendo a la luz los temores y defectos de cada miembro de la familia. 

Por su parte, la obra presenta a los García. Berenice y su novio, Ricardo, acaban de mudarse a una casa en el barrio chino de la CDMX, y su familia llega a celebrar la nochebuena con ellos. 

Como espectadores se tiene una sensación de estarse entrometiendo en una verdadera reunión familiar debido a la química que los actores tienen entre sí. Todo, desde las bromas de mal gusto, los comentarios bruscos y hasta groseros que sólo le perdonarías a tu familia y los mensajes en cadena saturando WhatsApp, son cosas que para bien o para mal todxs hemos vivido con los nuestros.

La personalidad fantasmagórica, inconexa e inusual se presta para acentuar el suspenso y parece propiciar gran parte de las discusiones: no genera todos los problemas pero sí predispone una mentalidad específica en los personajes. La reunión se va volviendo incómoda conforme pasa el tiempo y termina por transmitir al público la misma tensión que llegan a sentir los personajes. 

En general, la obra teatral, dirigida por Diego del Río, transmite la esencia de The humans: mantiene al espectador en suspenso, logrando crear de lo cotidiano una experiencia inquietante y desconocido.