En donde reflexionarás sobre tus relaciones familiares
El día 10 de marzo de este año se abrió el Ciclo Brujas 2022, con el estreno de su primera obra ganadora Sangre y Madre. Escrita por Gianinna Ferreyro y dirigida por Wendy Hernández la obra nos lleva a un mundo fantástico en donde las personas de piel pálida y un hambre voraz por la sangre existen, también en donde las mujeres no necesitan de la presencia física de un hombre para desarrollar su historia.
La obra nos habla de una familia compuesta por tres mujeres en donde la madre, por una situación compleja, es una vampira “enferma” que usa a sus hijas para conseguir comida. En esta situación podemos ver una especie de manipulación originada por Madre y soportada desde una perspectiva de las hijas de una forma rebelde y una con culpa, pero que finalmente resisten y mantienen la relación hasta la muerte. El discurso que Gianinna usa para narrar una relación madre e hija codependiente e insana es muy acertado, vemos la necesidad de aprobación, complacencia, miedo, culpa que ciertos personajes tienen de una forma tan explícita que la sentimos como nuestra.
Desde el inicio vemos un escenario en donde se combinan todos los espacios designados en el texto dramático que se distinguen por la misma actuación de Tania Y. Mayrén como Valkyria, Camila Acosta como Kimbra y Armida Monjardín como Maite. De igual forma, la obra abre con una polifonía entre las dos hermanas y esto hace que desde el principio el lenguaje juegue un papel importante en la escena, tanto las palabras como el movimiento corporal nos sumergen en un ambiente hostil donde la sangre y la violencia interiorizada son el pan de cada día. Otro elemento importante a resaltar es el discurso que la iluminación nos da, iniciando con solo un faro al lado derecho del escenario para después contarnos en una especie de analepsis o retroceso a las anécdotas de Madre. Aunque la mayor parte de la obra es oscura se llegan a usar luces tenues para dar tintes de esperanza en esta misma: desde luces artificiales arriba del escenario, hasta velas que nos dan una perspectiva más detallada de la cara de nuestros personajes, como si nos permitieran entrar en su intimidad. Aunque el texto dramático literal es muy difícil de llevar a escena por los cuerpos y la sangre que se necesita, la dirección de este drama lo resolvió de una manera asombrosa y bella, usando flores, ramas y betabeles para sustituir estos elementos y darles un toque hasta poético.
Sangre y Madre es una obra que necesitas ver si quieres hurgar en esas pequeñas heridas familiares que creías sanadas, no para revivirlas, pero sí para reflexionarlas y sanarlas cada vez un poco más. Es una historia fantástica que al mismo tiempo nos sumerge en una realidad que miles de personas pasan día a día y que finalmente nos brinda una catarsis llena de aliento para que podamos seguir respirando.