Un barquito en la pared, escrita por Itzel Villalobos, dramaturga, directora escénica y fundadora de ACCESA Cultura y Espectáculos desde 2013, es una obra dramática y una protesta poética hacia la violencia que miles de mujeres sufren en el país. Esta es la historia de tres mujeres que se enfrentan a las injusticias de ser mujeres y que al mismo tiempo resalta la poca, o más bien, nula visibilización que los afrofeminicidios tienen en México.
Soledad en una herbolera que hace magia, es muy atractiva y por lo mismo el alcalde del pueblo quiere abusar de ella y como se rehúsa es encarcelada. Al mismo tiempo Petra vio todo lo que estaba pasando y en lugar de detenerse a ayudarla corre a su casa donde su madre la espera y la regaña por tratar de hacer algo al respecto. “Te prefiero viva que valiente”, le dice entre forcejeos para salir a ayudar a Soledad la cual finalmente es llevada a un calabozo donde es confesada por un fraile para después ser asesinada.
La obra dramática está escrita en octosílabos lo cual la hace muy sonora y dulce para el oído, algo muy contrastante para la historia que cuenta. Al mismo tiempo la directora Faviola Llamas se encargó de cargar más musicalidad a esta joya artística, con cantos casi santeros, zapateos y gritos que te hacen sentir cada vez más y más la historia para finalmente tener una catarsis completa. Es preciso aclarar que la especialización de Faviola en temas de género y poblaciones LGBTQI+ hace que entiendas de una mejor forma de qué va Un barquito en la pared, desde la proyección de datos de cuántos feminicidios diarios hay en el país hasta el dibujo, hecho en vivo, del territorio mexicano con el dato “en México hay registro de Afrofeminicidios desde 1600” son elementos que, si de por sí solos te erizan la piel acompañados de una historia tan bien narrada y llena de cantos te hacen llorar. En mi caso lo hicieron.
Desde el primer momento en el que la actriz Krhistina Giles, quien interpreta a Soledad la herbolera de piel morena, canta para iniciar la obra pude sentir como mi piel se ponía de gallina. De igual forma mientras la historia comienza se puede sentir la preocupación y angustia que Petra, interpretada por Fabiola Villalpando, siente en cada momento. También el miedo e impotencia que la Madre, interpretada por Adriana Alonso, siente en cada momento de la historia. Si hablamos de la parte actoral solo se podrán sacar buenas críticas, Pascual interpretado por Baruk Serna hizo que me cuestionara cuántas veces me he rendido ante un macho por el simple hecho de no seguir discutiendo, pero al mismo tiempo mientras interpreta al velador me hizo sentir confort en el corazón.
La obra dramática está escrita en octosílabos lo cual la hace muy sonora y dulce para el oído, algo muy contrastante para la historia que cuenta. Al mismo tiempo la directora Faviola Llamas se encargó de cargar más musicalidad a esta joya artística, con cantos casi santeros, zapateos y gritos que te hacen sentir cada vez más y más la historia para finalmente tener una catarsis completa. Es preciso aclarar que la especialización de Faviola en temas de género y poblaciones LGBTQI+ hace que entiendas de una mejor forma de qué va Un barquito en la pared, desde la proyección de datos de cuántos feminicidios diarios hay en el país hasta el dibujo, hecho en vivo, del territorio mexicano con el dato “en México hay registro de Afrofeminicidios desde 1600” son elementos que, si de por sí solos te erizan la piel acompañados de una historia tan bien narrada y llena de cantos te hacen llorar. En mi caso lo hicieron.
Desde el primer momento en el que la actriz Krhistina Giles, quien interpreta a Soledad la herbolera de piel morena, canta para iniciar la obra pude sentir como mi piel se ponía de gallina. De igual forma mientras la historia comienza se puede sentir la preocupación y angustia que Petra, interpretada por Fabiola Villalpando, siente en cada momento. También el miedo e impotencia que la Madre, interpretada por Adriana Alonso, siente en cada momento de la historia. Si hablamos de la parte actoral solo se podrán sacar buenas críticas, Pascual interpretado por Baruk Serna hizo que me cuestionara cuántas veces me he rendido ante un macho por el simple hecho de no seguir discutiendo, pero al mismo tiempo mientras interpreta al velador me hizo sentir confort en el corazón.
Por Angel Múñoz